sábado, 7 de julio de 2007

CORONA

En mi mano el otoño devora sus hojas: somos amigos.
Extraemos el tiempo a las nueces y le enseñamos a caminar:
el tiempo regresa en la cáscara.

En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.

Mi ojo desciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en en la sangre que la luna refleja.

Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.
Es tiempo.

Paul Celan

ver también Fuga de muerte

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero, ¿quién es Celan?
Un dato al margen: cuando Celan decidió suicidarse estaba leyendo una biografía de Hölderlin; en su escritorio, una página abierta con unos versos subrayados: "A veces el genio cae en la oscuridad y se hunde en el oscuro pozo de su corazón"

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